- En los años setenta la preocupación no es: tengo un
cuerpo o soy un cuerpo, sino ¿puedo generar movimientos
desde otras pautas que no sean las habituales
para poder separarme de una concepción corporal que
no tiene mucho que ver con la vida?. De allí que irrumpa
nuevamente la revisión de la relación entre la danza
y el teatro, la curiosidad por esta forma que son los
happenings y performances, etc. Es la ruptura de los
géneros como espacios estancos, cerrados. Es importante
la inclusión del contact como nuevo elemento,
que ya no se propone la captura del movimiento ni el
prolijo aislamiento de los cuerpos.
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